La Academia de la Diplomacia ha nombrado académico al doctor Manuel de la Peña

La Academia de la Diplomacia ha nombrado académico al doctor Manuel de la Peña

La Academia de la Diplomacia ha nombrado académico al doctor Manuel de la Peña 798 692 El Arte de la Medicina

La Junta de la Academia de la Diplomacia del Reino de España ha nombrado al doctor Manuel de la Peña, profesor de cardiología y presidente del Instituto Europeo de Salud y Bienestar Social, Académico de Número y miembro del Consejo Académico Asesor para ocupar una de las 40 sillas de ilustres diplomáticos.

La silla que ocupará el doctor Manuel de la Peña ostenta el nombre de Francés de Álava y Beamonte, embajador de Felipe II en Francia.

La presidenta de honor de la Academia de la Diplomacia es Doña Sofía de Borbón y el presidente ejecutivo es Santiago Velo de Antelo.

Nacida al amparo de los más prestigiosos Embajadores de España, la Academia de la Diplomacia del Reino de España es una de las más insignes academias. Fundada por Embajadores de España, los Ministros Plenipotenciarios consideraban necesaria la fundación de una Academia de, por y para diplomáticos, pero abierta a su vez a personas de otras profesiones vinculadas con el mundo diplomático, las relaciones internacionales y el protocolo.

Aquellos a los que la Academia haya distinguido pueden hacer uso de la medalla de la Academia, basada en el escudo del rey de España Felipe II, Lazo de Dama en el caso de las mujeres. La Academia está bajo la protección del Arcángel San Miguel, patrón de los diplomáticos españoles desde el 24 de marzo de 1949, cuando fue aprobado canónicamente por la Santa Sede.

Para la Academia de la Diplomacia es fundamental transmitir los valores que España ha divulgado a lo largo de los siglos por todos los continentes a través de su Cuerpo Diplomático, así como el valor incuestionable que representa la institución monárquica, reflejadas en las palabras de S.M. el Rey Don Felipe VI, pronunciadas el 19 de junio de 2014, donde apuntaba que “la independencia de la Corona, su neutralidad política y su vocación integradora ante las diferentes opciones ideológicas, le permiten contribuir a la estabilidad de nuestro sistema político, facilitar el equilibrio con los demás órganos constitucionales y territoriales, favorecer el ordenado funcionamiento del Estado y ser cauce para la cohesión entre los españoles”.