El libro de «Empresas Saludables un desafío de responsabilidad social», cuyo autor es el doctor Manuel de la Peña, tiene como objetivo, por una parte, dar a conocer los riesgos, incluyendo los de enfermedades emergentes y prevalentes como las patologías cardiovasculares o el estrés y, por otra, ofrecer a los empleados un entorno más agradable y atractivo que les facilite la organización del trabajo y la conciliación de la vida familiar y laboral. Para ello, es esencial conocer la puesta en marcha de programas específicos que puedan contribuir a la promoción de la salud en la empresa.
En los últimos tiempos, son cada vez más las empresas que están tomando conciencia de la influencia que tiene la buena salud de los empleados en su mayor rendimiento, ya sea físico o intelectual. Estas compañías crean entornos cada vez más saludables en los que el empleado encuentra un mayor confort, lo que mejorará su rendimiento y competitividad laboral. A pesar de ello, es imprescindible seguir concienciando a las organizaciones y a los distintos factores sociales y políticos de los beneficios reales de la
promoción de empresas saludables.
La salud, la seguridad y el bienestar de los empleados son de fundamental importancia para ellos mismos y sus familias, y también para la productividad, la competitividad y la sostenibilidad de las empresas y, por ende, para las economías de los países y del mundo.
Según la OMS, un lugar de trabajo saludable es aquel en el que los trabajadores y el personal superior colaboran en la aplicación de un proceso de mejora continua para proteger y promover la salud, la seguridad y el bienestar de todos los trabajadores y la sostenibilidad del lugar de trabajo.
Abundan los datos que demuestran que las empresas que promueven y protegen la salud de los empleados también son algunas de las empresas más exitosas y competitivas en el largo plazo. Algunos factores que los empleadores necesitan considerar son: Cada vez más los consumidores están utilizando su poder como tales para promover las prácticas dirigidas a garantizar ambientes de trabajo saludables.
En este sentido, combatir el infarto de miocardio y el ictus a través de un diagnóstico y tratamiento precoz es un compromiso que deben asumir todas las empresas, así como impulsar la información-formación sobre los factores de riesgo cardiovascular, muchos de ellos prevenibles. Tenemos que ser conscientes que las enfermedades cardiovasculares siguen siendo la primera causa de muerte en las sociedades industrializadas. De hecho, según la OMS cada 5 segundos se produce un infarto de miocardio en el mundo, y en España se registran 70.000 infartos de los cuales 30.000 no llegan con vida al hospital.
Por otro lado, en el seno de la empresa se puede realizar un abordaje preventivo del cáncer, con la finalidad de realizar una prevención adecuada. Según datos de la Unión Europea, uno de cada tres ciudadanos padecerá cáncer y ello justifica la necesidad de un programa específico de detección precoz.
Asimismo, otro de los aspectos emergentes es la formación de los empleados en coaching e inteligencia emocional, ya que proporciona la oportunidad de alcanzar unos mejores resultados que afectan positivamente a la salud y bienestar.
Llegados a este punto, es importante destacar que afortunadamente las empresas valoran y toman cada vez más en consideración las repercusiones que sobre la sociedad tienen las actividades que realizan y voluntariamente ponen en marcha iniciativas para mejorar su competitividad. Aquí es esencial la Responsabilidad Social, recogida por Naciones Unidas en el Pacto Global, que define nueve principios fundamentales que se describen en la presente publicación.
Algunos de los medios que han querido recoger la noticia: EuropaPress, Ok Diario, El Confidencial Digital.