El doctor Manuel de la Peña, profesor de cardiología y presidente del Instituto Europeo de Salud y Bienestar Social, en su libro «La Excelencia Sanitaria: satisfacción de los pacientes, innovación y tecnologías» afirma que la excelencia sanitaria se consigue implantando un proceso de mejora continua de los servicios asistenciales, lo que conlleva garantizar la calidad de vida de los pacientes y promover el desarrollo de la carrera de los profesionales sanitarios.
El paciente debe ser el actor principal del Sistema Sanitario en un escenario en el que profesionales sanitarios, administraciones públicas, agentes sociales, centros e instituciones sanitarias, directivos y asociaciones de pacientes tienen un papel clave.
Los pacientes tienen el derecho fundamental a recibir una información de calidad, oportuna y accesible, que resulta esencial para lograr a lo largo de todo el proceso de la enfermedad, el tratamiento más adecuado para cada paciente.
Más información, mejor trato y una medicina más humanizada son en definitiva las tres principales necesidades de los pacientes.
Sin lugar a dudas se deberían fomentar los tratamientos a la carta, personalizados y adaptados a las necesidades de cada paciente, pues la información es parte integral de la terapia. Existen claras evidencias de que los pacientes bien informados consiguen una mayor mejoría que aquellos que no lo están.
Lo ideal sería que los pacientes facultados pudieran mantener una comunicación y cooperación significativa con los profesionales de la salud que les tratan para diseñar planes de autogestión individuales para su enfermedad.
Una cooperación público-privada transparente y responsable entre las organizaciones de pacientes, los profesionales de la salud, el sector privado y el gobierno sería la mejor manera de avanzar. En esta cooperación, las organizaciones de pacientes juegan un papel importante en la transmisión de las necesidades, experiencias y conocimientos especializados de sus respectivas circunscripciones, sin por ello perder su independencia.
Por otra parte, todos los ciudadanos europeos deberían tener acceso al mismo tipo de información para promover la igualdad en el acceso a tratamientos innovadores y a las nuevas tecnologías en toda la Unión Europea. Asimismo, se considera necesario «extender y universalizar la tarjeta sanitaria única y garantizar la confidencialidad de la información sobre su salud a través de la implantación segura de la historia clínica digital y la receta electrónica».
Es esencial que se establezca la libre elección de médico y hospital para que los pacientes puedan escoger libremente su facultativo y centro sanitario, tal y como ocurre en Suecia.
La tecnología sanitaria se caracteriza por su constante flujo de innovación y adaptación a las necesidades del paciente y del sistema en el que opera. En los últimos años ha sido decisiva para elevar la esperanza de vida de los españoles y una mejor aplicación de la misma permitiría reducir las estancias hospitalarias, por ello la tecnología sanitaria no debería entenderse como un gasto, sino como una inversión.
Otros de los aspectos esenciales es la satisfacción de los pacientes, entendida como una alianza de sentimientos entre los que se encuentran el respeto, la dignidad, un buen trato, la empatía en la relación médico-paciente, la equidad y la igualdad, entre otros.