Aunque ya Hipócrates establecía como uno de los principales preceptos en medicina el conocido Primum non nocere, distintos factores, como la creciente complejidad de la asistencia sanitaria, han contribuido a que este componente clave de la atención siga representando actualmente un reto no superado para los servicios sanitarios. En este sentido, los principales organismos de instituciones internacionales de referencia en el campo de la salud están desarrollando importantes iniciativas en pro de la seguridad del paciente: la OMS, a través de la Alianza Mundial de Seguridad del Paciente; The Joint Commission; la Unión Europea…
Según la OMS, las intervenciones de atención de salud se realizan con el propósito de beneficiar a los pacientes, pero también pueden causarles daño, la combinación compleja de procesos, tecnologías e interacciones humanas que constituye el sistema moderno de prestación de atención de salud puede aportar beneficios importantes. Sin embargo, también conlleva un riesgo inevitable de que ocurran eventos adversos, y, efectivamente, ocurren con demasiada frecuencia.
Varios estudios han investigado la magnitud de los eventos adversos. E] estudio de Harvard concluyó que un 4% de los pacientes sufre algún tipo de daño en el hospital; el 70% de los eventos adversos provoca una incapacidad temporal, pero el 14% de los incidentes son mortales.
El Grupo de Trabajo sobre la Calidad de la Atención Hospitalaria de Hospitales para Europa estimó que uno de cada diez pacientes de los hospitales europeos sufre daños que se pueden evitar y efectos adversos ocasionados por los cuidados recibidos.
Según la OMS, el mal estado de las infraestructuras y del equipo, la irregularidad del suministro y de la calidad de los medicamentos, las deficiencias en la gestión de desechos y en la lucha contra las infecciones, una actuación deficiente del personal, por falta de motivación o insuficiencia de sus conocimientos técnicos, y la grave escasez de recursos para financiar los costos de funcionamiento esenciales de los servicios de salud hacen que la probabilidad de que se produzcan eventos adversos sea mucho más alta en los países en desarrollo.
La mayoría de las pruebas disponibles sobre los eventos adversos proceden de los hospitales, porque los riesgos asociados con la atención hospitalaria son altos y las estrategias de mejora están mejor documentadas por la enorme importancia que tiene la confianza del paciente. Pero muchos eventos adversos se producen en otros servicios de atención de salud, como las consultas de los médicos, las clínicas privadas, las farmacias y los hogares de los pacientes. En publicaciones recientes se destacan también los problemas relacionados con los pacientes ambulatorios, pero los datos sobre la magnitud del problema fuera del ámbito hospitalario son muy escasos.
Cada etapa del proceso de atención sanitaria presenta cierto grado de inseguridad intrínseca: los efectos secundarios de los medicamentos o de las combinaciones de medicamentos, el riesgo asociado a un determinado instrumento médico, la presencia en el servicio de salud de productos no acordes a las normas o defectuosos, los fallos humanos o las deficiencias (latentes) del sistema. En consecuencia, los eventos adversos pueden deberse a problemas en las prácticas, los productos, los procedimientos o los sistemas.
La seguridad es un principio fundamental de la atención al paciente y un componente crítico de la gestión de la calidad. Mejorarla requiere una labor compleja que afecta a todo el sistema en la que interviene una amplia gama de medidas relativas a la mejora del funcionamiento, la seguridad del entorno y la gestión del riesgo, incluidos la lucha contra las infecciones, el uso inocuo de medicamentos, la seguridad del equipo, las prácticas clínicas seguras y un entorno de cuidados sano. Abarca casi todas las disciplinas y los actores de la atención sanitaria y, por tanto, requiere un enfoque general y multifacético para identificar y gestionar los riesgos reales y potenciales para la seguridad del paciente en cada servicio, y para encontrar soluciones generales a largo plazo para el conjunto del sistema.
¿Cómo aumentar la seguridad del paciente?
Para aumentar la seguridad del paciente hay que emprender tres acciones complementarias: prevenir los eventos adversos; sacarlos a la luz; y mitigar sus efectos cuando se producen. Ello requiere:
- Más capacidad para aprender de los errores, que se adquiere mejorando los sistemas de notificación, y realizando una investigación competente de los incidentes y un intercambio responsable de datos.
- Más capacidad para anticipar los errores y rastrear las debilidades del sistema que pueden dar lugar a un evento adverso.
- La identificación de las fuentes de conocimiento existentes, dentro y fuera del sector de la salud.
- La introducción de mejoras en el propio sistema de prestación de atención sanitaria, para que se reconfiguren las estructuras, se reajusten los incentivos y la calidad ocupe un lugar central en el sistema.
Hoy en día la asistencia sanitaria se ha convertido en una actividad muy compleja. Esto se debe en parte al elevado desarrollo de la tecnología y a las numerosas decisiones y opiniones profesionales que intervienen en este proceso,
Calidad asistencial y seguridad del paciente son dos realidades que van ligadas, ya que son las dos caras del servicio que la sanidad ofrece a los pacientes. Por ello los expertos se preguntan cómo establecer un enfoque riguroso, que permita propiciar la investigación y desarrollar herramientas y protocolos para potenciar el conocimiento de ambas realidades.
La seguridad del paciente es un principio fundamental de la asistencia sanitaria y un componente crítico de la gestión de la calidad de las organizaciones sanitarias y debe ser, también, una prioridad de la política sanitaria de todos los gobiernos.
Es raro que las personas o los procesos sean los únicos responsables de cometer errores. Más bien, los elementos separados se combinan y juntos producen una situación de alto riesgo. Por lo tanto, debe haber una cultura no punitiva para informar sobre los errores de salud, que se centre en la prevención y corrección de las fallas del sistema y no en la culpabilidad de la persona o de la organización.
Estrategias para promover la seguridad del paciente
En la etapa actual, ya hay establecida una serie de estrategias que van encaminadas a promover y desarrollar el conocimiento y la cultura de seguridad del paciente entre los profesionales en cualquier nivel de atención, a través de medidas tales como:
- Impulsar la implantación de sistemas de evaluación de la calidad en los centros y servicios sanitarios,
- Informar y sensibilizar a pacientes y profesionales sobre la seguridad del paciente.
- Divulgar buenas prácticas en la atención sanitaria, entre otras.
Las estrategias encaminadas a mejorar la seguridad de los pacientes se han demostrado útiles para mejorar la calidad de los cuidados, mejorar la calidad de vida y aumentar la eficiencia del sistema.
La mejora de la seguridad del paciente requiere un cambio de cultura de la organización que tiene que introducir los elementos necesarios para disminuir las barreras estructurales, potenciar el liderazgo, implicar a los profesionales y evaluar sin culpabilizar.
Los sistemas más débiles son aquellos en los que se producen más errores humanos, de ahí que la reorganización pueda ser una mejor solución para evitar errores futuros e identificar al responsable y sancionarlo, como se hacía hace unos años. La seguridad no se crea en el vacío, sino que está condicionada por el entorno. Pensar en términos de sistemas sanitarios y no en términos de errores individuales permite incluir la seguridad del paciente dentro de la estrategia de calidad de las instituciones.
En esta línea el Plan de Calidad de los Sistemas de Salud, deben contemplar la promoción del conocimiento de seguridad del paciente, el establecimiento de un sistema para la comunicación de los incidentes relacionados con la seguridad, la evaluación de calidad de los centros de transfusión de sangre y la mejora de la calidad de los procesos de la Organización Nacional de Trasplantes, así como el uso racional del medicamento para reducir los efectos adversos que causa la administración de una medicación inadecuada y en especial la automedicación, que provoca la mayoría de estos efectos adversos.
Algunos Gobiernos han establecido alianzas para la seguridad de los pacientes que cuentan con las entidades proveedoras del Servicio de Salud y la representación de Colegios, Gestores y Clínicos. Los objetivos fundamentales son la identificación inequívoca de pacientes, el lavado de manos (siguiendo las recomendaciones realizadas por la Organización Mundial de la Salud) y una serie de estudios con las sociedades científicas.
Como ejemplo en el ámbito de la calidad asistencial podemos destacar la Gestión por Procesos Asistenciales Integrados que en España han adoptado distintas Comunidades Autónomas. El Proceso Asistencial es el nexo entre profesionales y ciudadanos. La correcta integración del conocimiento, el desarrollo de modelos organizativos flexibles y la gestión adecuada de los procesos son los tres elementos básicos para la innovación y mejora de servicios.
En el ámbito del Sistema de Salud la Gestión por Procesos Asistenciales Integrados está orientada a:
- Centrar nuestras actuaciones en el usuario.
- Implicar a los profesionales como principales protagonistas del cambio,
- Garantizar una práctica clínica acorde con el conocimiento científico disponible.
- Facilitar la continuidad asistencial.
- Evaluar los resultados obtenidos.
Todas estas iniciativas contribuyen a garantizar la calidad asistencial y la atención a los pacientes. La calidad de los servicios sanitarios será el resultado de las políticas sanitarias, de hacer bien lo correcto, de la imagen que de la organización perciben los prestadores y receptores de cuidados, de la definición del servicio atendiendo al cliente interno y externo y de la adecuada interacción entre ambos. Por tanto, con ayuda de un alto nivel profesional se debe prestar una atención personalizada y eficaz del enfermo.
Pero para ofrecer calidad en el servicio sanitario hay que tener también en cuenta a los profesionales, impulsando el desarrollo de la carrera profesional e involucrando al profesional sanitario en la gestión clínica, haciéndole sentir parte del proyecto.
Toda esta filosofía encaminada a la excelencia en la atención a los pacientes ha sido impulsada por el Instituto Europeo de Salud y Bienestar Social presidido por Manuel de la Peña, a lo largo de la celebración de las 10 adiciones del Congreso Europeo de Pacientes, Innovación y Tecnología, celebrados desde el 2007 hasta el 2017, con la colaboración de la Federación de Trasplantados de Corazón, la Federación de Personas con Diabetes, la Asociación de Pacientes Coronarios, la Asociación de Pacientes Anticoagulados, entre otros.